“Conviértete en el alquimista de tu propia energía, transmutando la inercia en acción.”

La energía es un recurso que podemos aprender a cultivar y dirigir. Esta frase nos presenta la idea de ser alquimistas de nosotros mismos, capaces de transformar la inercia, el plomo de la pasividad, en la acción dorada de la productividad.

La motivación diaria es el arte de esta transmutación. ¿Cómo logramos que el deseo de empezar se convierta en el impulso de hacerlo? Mediante pequeñas dosis de esfuerzo consciente. Cada tarea iniciada, cada compromiso cumplido, es un paso más en la búsqueda de esa piedra filosofal de la constancia.