“Sembra confianza en el surco de cada instante y cosecha un mañana florecido.”

No esperes a que las condiciones sean perfectas para empezar a creer en ti. Cada pequeña acción de fe, cada paso adelante a pesar de la duda, es como plantar una semilla en tierra fértil. El aliento que infundes en tus propósitos es el agua que nutre ese crecimiento.

Imagina un jardinero paciente, que cuida su huerto con esmero. Tú eres ese jardinero, y tus días son los surcos donde depositas la semilla de la convicción. Con constancia, verás florecer los frutos de tus esfuerzos, transformando la espera en un espectáculo de logros.