“La alegría es el eco de las pequeñas verdades que susurramos a nuestro ser.”

En el bullicio del mundo, a menudo olvidamos escuchar las sutiles afirmaciones que nuestro yo más profundo nos ofrece. La alegría genuina nace de esa conexión íntima, de reconocer y honrar esas verdades que nos pertenecen.

Es como encontrar una gema brillante en la arena, un instante de pura satisfacción al descubrir algo valioso dentro de nosotros. Estas pequeñas confesiones de amor propio y aceptación son las que tejen la trama del gozo, permitiéndonos sentir un placer profundo y duradero.