“La placidez no es la ausencia de tormentas, sino el ancla del alma firme en su propio mar interior.”

El Ancla de la Placidez

Esta imagen evoca la felicidad como una profunda placidez, una calma que no niega las dificultades, sino que se mantiene inmutable ante ellas. El bienestar verdadero no se trata de un entorno perfecto, sino de la fortaleza interna que poseemos.

Piensa en un barco en medio de una tempestad. El oleaje es violento, el viento azota, pero el ancla del alma, su centro de satisfacción y paz, se mantiene firme en el lecho marino, impidiendo que sea arrastrado por la adversidad.

Esta alegría serena se cultiva a través de la autoaceptación y la resiliencia, permitiendo que el gozo persista a pesar de las circunstancias externas.