“El perdón es el <strong>viento liberador</strong> que aligera las velas del alma, impulsando la barca hacia puertos de serenidad y alegría.”

Cargar con rencores es como llevar anclas pesadas. El perdón, en cambio, es el viento que infla nuestras velas, permitiéndonos navegar hacia aguas más tranquilas y llenas de alegría.

Al soltar el resentimiento, no solo liberamos al otro, sino que nos liberamos a nosotros mismos. El bienestar que surge de esta liberación es un gozo profundo, un placer que restaura la paz interior y nos permite continuar nuestro viaje vital con ligereza.