
“La dicha no es un destino, sino la brisa que te mece en el viaje.”
La felicidad, ese anhelado puerto, a menudo se confunde con el punto final de una travesía. Sin embargo, la verdadera plenitud reside en la experiencia misma del camino. No se trata de alcanzar una cumbrera inalcanzable, sino de deleitarse con las vistas, los desafíos superados y los compañeros de ruta que endulzan cada paso.