“Despierta la alegría en los pequeños milagros; tu espíritu te lo agradecerá con un bienestar profundo.”

A menudo, nuestra búsqueda de grandes eventos nos ciega a las maravillas cotidianas que pueden nutrirnos el alma.

Cada pequeño detalle, desde el calor del sol en la piel hasta la risa de un niño, son portales a una profunda satisfacción. Son los milagros a nuestro alcance.

Permite que tu mirada se detenga en ellos, que tu corazón se abra. Esta práctica de apreciar lo menudo cultiva una fuente de placer inagotable.