“Sentir una profunda dicha es ser un jardín fértil en el desierto de la rutina.”

La dicha, en su forma más resplandeciente, es la capacidad de encontrar oasis de color y vida incluso en los paisajes más áridos de la existencia cotidiana. Es como descubrir una flor silvestre que brota inesperadamente en medio de la sequedad, recordándonos que la belleza y la plenitud pueden germinar en cualquier lugar si se cultiva la mirada adecuada.