“El regocijo florece en la aceptación del instante presente, sin prisas.”

La constante proyección hacia el futuro o la rumiación del pasado pueden robarnos la oportunidad de experimentar el regocijo en el ahora. El presente es un lienzo en blanco, esperando ser pintado con los colores de nuestra apreciación.

Como un jardinero que disfruta viendo brotar una semilla, el regocijo se encuentra en permitir que cada momento se desarrolle a su propio ritmo. Soltar la impaciencia y abrazar el proceso nos permite saborear la dicha de la existencia en su forma más pura.