“La paciencia es la alfarera que moldea el barro del deseo en la vasija de la dicha.”

La *felicidad* a menudo requiere tiempo y un proceso paciente para manifestarse plenamente.

Considera el crecimiento lento pero constante de una encina, o el trabajo minucioso de un artesano. La *paciencia* nos enseña a confiar en los ritmos naturales de la vida, permitiendo que las cosas se desarrollen a su debido tiempo. Este *bienestar* cultivado fomenta una *satisfacción* duradera, en lugar de la gratificación efímera.

El *gozo* reside en el proceso, en la confianza de que el resultado florecerá, regalándonos una *dicha* esperada.