“El éxito florece en el jardín del coraje, regado con el sudor del esfuerzo.”

El éxito florece en el jardín del coraje, regado con el sudor del esfuerzo.

Las metas ambiciosas requieren una valentía inquebrantable y un trabajo arduo y constante para que den sus frutos.

Piensa en un explorador que decide escalar un pico desconocido. Primero debe tener el coraje de aventurarse en lo inexplorado. Luego, cada día de ascenso, cada paso marcado con sudor, nutre la posibilidad de alcanzar la cumbre. El coraje inicia el viaje, el esfuerzo lo hace posible.