“Conquista tus mañanas y el día entero te rendirá su triunfo.”

La victoria comienza en la quietud previa al alba. El éxito no espera a que el sol alcance su cenit; se cultiva en la disciplina y la determinación que dictan tus acciones cuando el mundo aún duerme.

Piensa en un atleta preparándose para una competencia. Sus logros más significativos nacen de los madrugones, de los entrenamientos solitarios en la penumbra. Al dominar las primeras horas, al conquistar esa batalla interna contra la pereza, se siembra la semilla de una jornada plagada de logros, donde las metas se alinean para ser alcanzadas.