“La cumbre no es un destino, sino el horizonte que avanza contigo.”

Nunca te conformes con haber alcanzado un pináculo; la verdadera esencia del triunfo reside en la expansión continua, en la búsqueda de nuevas alturas. El momento en que crees haberlo conseguido, es el preciso instante en que se abre ante ti un nuevo y más vasto paisaje.

Piensa en un águila que, tras planear sobre un valle, divisa nuevas cordas montañosas. Su vuelo no se detiene en el primer pico, sino que se impulsa hacia el siguiente horizonte. Así también, cada meta alcanzada debe ser un trampolín, no un lugar de reposo.

El éxito es un viaje iterativo, una danza perpetua entre la satisfacción del presente y la aspiración por el mañana, una conquista tras otra.