“El éxito no es un destino, sino el eco de pasos firmes sobre el camino de la perseverancia.”

Esta frase sugiere que el éxito no es un punto final que se alcanza de repente, sino la resonancia que dejan nuestras acciones constantes.

Imagina el sonido de un tambor que, al ser golpeado rítmicamente, crea una melodía duradera. De igual manera, cada esfuerzo, cada caída superada, cada aprendizaje, contribuye a la sinfonía de un triunfo mayor.

No se trata de llegar a una cima, sino de la fortaleza que forjamos al ascender, disfrutando cada conquista intermedia y aprendiendo de los desvíos.