“La resonancia de tu éxito perdura en el impacto que generas, no en la velocidad de tu ascenso.”

El éxito se mide por su trascendencia y su capacidad de influir positivamente en otros, más allá de la rapidez con que se consigue.

Piensa en una piedra arrojada a un estanque. El éxito no es solo el chapuzón inicial, sino las ondas concéntricas que se expanden, afectando todo el cuerpo de agua. El verdadero triunfo es el efecto dominó de tus acciones.

La realización duradera se encuentra en la huella que dejas, en las vidas que tocas, en el cambio positivo que inspiras. Prioriza la profundidad del impacto sobre la fugacidad de la prisa.