“La semilla del éxito se siembra con un sueño y se riega con la audacia de la acción.”

Todo gran éxito comienza como una pequeña semilla: un sueño, una idea, una aspiración. Pero esa semilla no germinará por sí sola. Requiere el agua vital de la audacia, la valentía de pasar de la contemplación a la acción, de dar ese primer paso incierto.

La realización es el fruto de esta combinación. El sueño te da la dirección, la audacia te da el impulso. Sin la acción, el sueño permanece latente, pero con ella, florece en una conquista tangible.