“El éxito no es un destino final, sino la brújula que guía la travesía.”

El éxito no es una cumbre helada que se conquista una vez y se olvida. Es el compás que siempre apunta hacia adelante, el norte que marca el rumbo en un océano de posibilidades.

Imagina un viejo lobo de mar, no se regocija eternamente en el último puerto alcanzado, sino que tensa las velas hacia el horizonte, buscando nuevas corrientes y tierras inexploradas. Cada meta lograda es un nuevo punto de partida, una renovación del propósito.