“La cumbre del éxito se dibuja en el lienzo de la persistencia infatigable.”

Imagina un escalador ascendiendo una montaña escarpada. Cada agarre, cada avance, por mínimo que sea, es un acto de logro. El éxito no es un destino súbito, sino la suma de innumerables esfuerzos continuados, de no rendirse ante el cansancio o la duda.

Esta victoria se forja en la roca del tiempo y la voluntad. Es la capacidad de levantarse tras cada caída, de encontrar una nueva ruta cuando el camino se cierra, hasta que la cima, antes inalcanzable, se convierte en tu propio reino, una realización nacida de la tenacidad.