“La conexión amorosa es un río caudaloso que moldea las orillas de dos existencias.”

Esta frase describe la relación amorosa como una fuerza transformadora y continua que moldea las vidas de quienes la comparten.

El amor, en su fluidez y constancia, actúa como un río que va erosionando y esculpiendo el paisaje de nuestras vidas. El enamoramiento inicial es la crecida, pero la constancia es el cauce que moldea el terreno.

Piensa en un río que, con el paso del tiempo, crea cañones y valles, transformando la tierra. De manera similar, el amor, con sus momentos de plenitud y sus transiciones, va configurando nuestras experiencias, nuestros hábitos, incluso nuestra propia identidad, volviéndonos más completos.