“La pasión es el combustible, pero el afecto es el motor del viaje amoroso.”

Imagina un vehículo que anhela recorrer un camino fascinante. La pasión, con su intensidad y deseo, es el combustible que impulsa la marcha inicial. Sin embargo, es el afecto constante, el cuidado diario y la devoción sostenida lo que actúa como el motor fiable. Este motor, alimentado por pequeños actos de cariño y comprensión, permite que el viaje del amor continúe a través de los cambios de paisaje y las estaciones de la vida, fortaleciendo el apego.