“En el jardín del amor, la paciencia es la jardinera que cultiva la flor más hermosa.”

El amor no es un resultado inmediato, sino un proceso delicado que requiere tiempo, dedicación y un entendimiento profundo de los ciclos naturales.

Piensa en un rosal: requiere tiempo para echar raíces, para brotar, para abrirse en todo su esplendor. La impaciencia lo marchitaría antes de nacer.

Esta ternura paciente, este afecto perseverante, cultiva la belleza de la relación, permitiendo que el amor madure y revele su fragancia y color más profundos, paso a paso.