“El amor es la arquitectura invisible que sostiene la fragilidad humana.”

En la intrincada estructura de la vida, el amor es el cimiento y el techo, la columna vertebral que nos permite mantenernos erguidos frente a las adversidades.

Es como la bóveda de una catedral antigua, que soporta el peso de siglos sin crujirse, un diseño sutil pero poderoso que evoca paz y fortaleza.

Esta devoción inquebrantable, esta conexión que va más allá de lo físico, proporciona el soporte necesario para navegar las tormentas de la existencia, permitiéndonos ser vulnerables sin temor a caer.