“Nuestra devoción mutua es la constelación que guía mi universo interior.”

El amor, en su forma más pura, se convierte en un faro, una guía constante en la travesía de la vida.

Cuando existe una devoción compartida, cada acto de bondad, cada palabra de aliento, actúa como una estrella en el firmamento de nuestra existencia. Este apego profundo crea un mapa emocional, un sistema de referencia que nos orienta incluso en las noches más oscuras.

Es saber que, sin importar la distancia, hay un punto de luz al que siempre puedes dirigirte, un recordatorio de la fuerza que une.