“La ternura en el amor es el sol que derrite los hielos de la indiferencia.”

La ternura, esa dulzura y suavidad en el trato, es fundamental para cultivar el afecto. Es el bálsamo que cura las heridas emocionales y disipa las barreras que la distancia o el desinterés puedan crear. Una caricia suave, una palabra reconfortante, pueden transformar un ambiente gélido en uno cálido.

Imagina un paisaje invernal donde la dureza del hielo representa la frialdad. La ternura del sol, con su calor constante, es capaz de derretir incluso la escarcha más persistente, permitiendo que la vida florezca de nuevo. Así, el amor tierno reconstruye puentes y reaviva la conexión perdida.