“La valentía del amor reside en abrirse, aunque el eco de pasados desengaños susurre advertencias.”

Decidir amar de nuevo, después de haber sido herido, requiere un coraje inmenso. Es ignorar las voces del miedo que nos invitan a protegernos, y elegir la vulnerabilidad con la esperanza de un futuro más brillante.

Es como un marinero que zarpa de nuevo, a pesar de las tormentas pasadas, confiando en que habrá aguas serenas por delante. La devoción se forja en esta audacia.

Este afecto redefine la resiliencia.