
“En el jardín del cariño, cada verso es una flor que no se marchita.”
El enamoramiento puede ser efímero, pero el cariño profundo es un cultivo constante. Piensa en cada acto de amabilidad, en cada palabra de aliento, como semillas plantadas en la tierra fértil de una relación. Con el tiempo, estas acciones florecen en un jardín de afecto perenne, embelleciendo la vida con fragancias y colores inigualables.