“Nuestra devoción es un pacto sellado con la tinta del tiempo, un juramento que el corazón renueva sin cesar.”

Esta frase personifica la devoción como un compromiso vivo y continuo.

El "pacto sellado con la tinta del tiempo" sugiere un acuerdo que se ha fortalecido y validado a lo largo de los años. No es un compromiso efímero, sino uno que ha resistido la prueba del tiempo.

El "juramento que el corazón renueva sin cesar" enfatiza la naturaleza activa y constante de la devoción. Implica una elección diaria de amar, servir y valorar al otro, un compromiso que nace de una profunda conexión y apego emocional.

Es la voluntad constante de querer y honrar al otro.