“El amor es el arte de ver la belleza no solo en la luz, sino también en las sombras del otro.”

Aceptar a la persona amada implica reconocer y abrazar todas sus facetas, incluidas aquellas que son menos evidentes o más difíciles.

Imagina un paisaje: su belleza no reside únicamente en los días soleados, sino también en la atmósfera misteriosa de la niebla o en la quietud del atardecer. El amor verdadero aprecia la totalidad. Ese cariño profundo nos permite ver más allá de las imperfecciones, encontrando una belleza única en las vulnerabilidades y las experiencias pasadas, creando una conexión más auténtica y resiliente.