Amor Amor

“Donde florece el cariño, el desierto del ego se vuelve oasis.”

La entrega genuina en el afecto es un poderoso antídoto contra la sequedad del egocentrismo. Cuando permitimos que el cariño nos guíe, el espacio ocupado por el "yo" se expande para acoger al "otro".

Imagina un desierto árido, donde solo prevalece la necesidad de supervivencia personal. El amor, al irrumpir, siembra semillas de compasión y empatía, transformando esa tierra estéril en un lugar fértil para la conexión y el dar.

Este proceso de transmutación no solo beneficia al receptor, sino que libera al dador de las cadenas del autoaislamiento, creando un espacio compartido donde la generosidad se convierte en la norma, no la excepción.

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