“El amor es el alfarero invisible que moldea los contornos de nuestra existencia.”

El afecto que sentimos, ese cariño profundo, no es solo una emoción pasajera. Es una fuerza modeladora, como un alfarero paciente que da forma a la arcilla. Cada gesto de amor, cada palabra de aliento, cada sacrificio, añade una capa, define una curva en el barro de nuestra vida, creando la obra única que somos.

Imagina un escultor trabajando una piedra bruta. El amor es esa mano experta, ese cincel delicado que va revelando la forma latente, puliendo las asperezas y definiendo la belleza intrínseca. Es la devoción que nos impulsa a ser mejores, a refinar nuestros pensamientos y acciones, construyendo una versión más noble de nosotros mismos.