“El afecto sincero es el eco que perdura mucho después de que las palabras se desvanecen.”

El afecto verdadero deja una huella imborrable. Su impacto trasciende la comunicación verbal.

Piensa en la resonancia de una campana: el sonido inicial es fuerte, pero su eco perdura, llenando el espacio. El cariño que se demuestra, un gesto amable, una mirada cálida, crea resonancias emocionales.

Estas reverberaciones emocionales son las que nutren la conexión a largo plazo, incluso cuando las conversaciones cesan.