“Donde la pasión se anida, el alma canta sin partitura.”

La pasión, esa llamarada que consume y renueva, no necesita un guion para desatar su melodía. Cuando el amor se instala en el corazón, el alma se libera para componer su propia sinfonía. Piensa en la forma en que un bailarín se entrega a la música, o en cómo las palabras fluyen sin esfuerzo cuando se habla de lo que se ama.