“El apego es el ancla que nos sujeta a puertos de serenidad.”

El apego, entendido no como dependencia, sino como esa arraigada conexión que brinda seguridad, es el puerto seguro en medio de la tempestad. Es sentir que hay un lugar en el mundo donde nuestra esencia es comprendida y aceptada plenamente.

Piensa en un árbol cuyas raíces se entrelazan con la tierra, ofreciéndole estabilidad ante el viento. De igual manera, un apego sano nos proporciona la base para florecer, permitiéndonos navegar la vida con una confianza tranquila, sabiendo que hay un espacio de pertenencia.