“La fuerza del amor reside en su capacidad de perdonar, de reconstruir puentes donde solo había escombros.”

El amor, en su forma más elevada, posee un poder restaurador excepcional, capaz de sanar heridas y reparar relaciones fracturadas.

El perdón es el acto de demoler las barreras que la ofensa ha construido y de tender la mano para reconstruir la conexión. Es un afecto que elige sanar en lugar de aferrarse al resentimiento. La pasión por la reconciliación es clave.

Piensa en la reconstrucción de una ciudad después de un desastre; aunque el daño sea visible, con esfuerzo y amor, se pueden alzar nuevas estructuras. Así, el amor puede edificar confianza y cercanía nuevamente, transformando escombros en cimientos sólidos.