“Amar es mirar en la misma dirección, pero permitiendo que cada uno construya su propio camino a la vera del otro.”

Esta frase resalta la importancia de la visión compartida en una relación, sin anular la individualidad de cada persona.

No se trata de seguir el mismo sendero al pie de la letra, sino de tener metas comunes, un destino deseado, mientras se respeta y se apoya la autonomía de cada uno para forjar sus propios pasos. El apego saludable permite que cada uno crezca y evolucione, sabiendo que el otro está presente, ofreciendo apoyo.

Imagina a dos exploradores que comparten el objetivo de llegar a una cumbre, pero uno elige la ruta más rocosa y el otro la más escénica; ambos llegan al mismo punto, enriquecidos por sus experiencias individuales, unidos por su propósito compartido.