“El compromiso es la arquitectura invisible que sostiene el templo del afecto compartido.”

Más allá de la emoción inicial, el amor requiere una estructura que le dé perdurabilidad. El compromiso es esa arquitectura invisible, ese plan maestro construido con honestidad y responsabilidad. No es una imposición, sino una elección consciente de edificar juntos, de invertir tiempo y esfuerzo en la relación. Imagina una catedral antigua, cuyos arcos y bóvedas parecen desafiar la gravedad; su solidez se debe a la meticulosa planificación y a la dedicación de sus constructores. De igual manera, el afecto se fortifica cuando se construye sobre cimientos de compromiso.