“El amor es el eco de un abrazo que se siente incluso en la lejanía.”

La distancia física puede separar cuerpos, pero no siempre puede borrar la huella de una conexión profunda. El cariño verdadero, una vez establecido, deja una impresión duradera en el alma.

Es como el sonido de un abrazo fuerte, cuya resonancia persiste mucho después de que los brazos se han separado. Este vínculo perdurable nos recuerda la calidez y la presencia del otro, actuando como un consuelo y una presencia espiritual que trasciende la ausencia física.