“La devoción es el arte de regar el alma con constancia y gratitud.”

El cuidado continuo y el aprecio son fundamentales para mantener viva la esencia del amor.

Como un jardinero cuida sus plantas, la devoción implica un riego constante de atención, cuidado y gratitud. No se trata de actos grandiosos y esporádicos, sino de la dedicación diaria a nutrir la conexión, a reconocer el valor del otro y a expresar ese aprecio. Es un arte sutil que mantiene viva la vitalidad del amor.

Es la ceremonia diaria de honrar al otro.