Amor Amor

“En el jardín del corazón, el amor es la flor que nunca se marchita.”

Esta metáfora poética habla de la perdurabilidad del amor. A diferencia de las flores terrenales que tienen un ciclo de vida limitado, el afecto verdadero, cuando se cuida, puede florecer eternamente.

Imagina un jardín donde las estaciones cambian, pero una flor particular irradia su belleza sin importar el clima. Ese es el amor, esa fuerza vital que, alimentada por el cariño y la devoción, se renueva constantemente.

El enamoramiento inicial puede transformarse en un apego profundo y resiliente. Ese cariño sostenido y sincero es lo que asegura que esa flor del amor nunca pierda su fragancia ni su color, embelleciendo siempre el jardín del alma.

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