Amor Amor

“Donde florece la devoción, la pasión renace eternamente.”

La devoción en el amor no es sumisión, sino una entrega consciente y profunda. Cuando dedicamos nuestra atención, nuestro tiempo y nuestro corazón a alguien, creamos un terreno fértil para que la pasión, ese fuego vibrante, no solo se mantenga, sino que se reavive constantemente.

Imagina un jardín cuidado con esmero. Las plantas, nutridas y protegidas, exhiben su belleza con renovado vigor. De igual manera, cultivar la lealtad, el respeto y el cariño mutuo nutre la llama del enamoramiento, permitiendo que resurja con intensidad, sorprendiendo incluso a quienes creían conocerse por completo.

Es la práctica diaria del afecto, la comunicación abierta y el apoyo incondicional lo que asegura que la chispa del amor nunca se extinga, sino que se transforme en un fuego más sabio y perdurable.

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