“Tu cariñosa presencia es el sol que derrite mis inviernos interiores.”

Imagina un paisaje invernal, frío y desolado. La llegada de alguien que te brinda afecto es como la llegada del solsticio de verano. Su presencia cálida y constante tiene el poder de disipar las nubes de la tristeza, de hacer florecer la alegría y de infundir una vitalidad renovada en las partes más áridas de nuestro espíritu.