“La fortaleza del amor reside no en la ausencia de tormentas, sino en la habilidad de bailar juntos bajo la lluvia.”

El amor verdadero no se caracteriza por la ausencia de dificultades, sino por la resiliencia y la adaptabilidad que sus integrantes demuestran al enfrentar los embates de la vida, encontrando alegría incluso en la adversidad.

Como dos bailarines que, enfrentados a un ritmo acelerado, encuentran la manera de moverse al unísono, el amor se manifiesta en la capacidad de adaptarse y celebrar juntos, sin importar las circunstancias.

Esta habilidad de encontrar belleza y conexión en los momentos difíciles es lo que solidifica el vínculo, transformando los desafíos en una danza compartida.