“El apego es el susurro antiguo de la familiaridad que nos llama al hogar del corazón.”

El apego, esa sensación reconfortante de pertenencia, es como un eco ancestral que nos atrae de vuelta al refugio seguro de nuestros afectos más profundos. Es el reconocimiento silencioso de un alma gemela, una melodía conocida que resuena en el silencio.

No se trata de una cadena, sino de un hilo conductor que nos conecta con nuestras raíces emocionales, un recordatorio constante de que el verdadero hogar se encuentra en los brazos de quienes amamos.