“El cariño es el bálsamo que restaura el alma fatigada.”

Imagina una herida abierta, que arde y duele con cada movimiento. El cariño es esa suave pomada, aplicada con ternura, que alivia el escozor y promueve la curación interna, permitiendo que la piel vuelva a cerrarse, dejando solo una cicatriz de aprendizaje.

Este suave afecto, manifestado en palabras reconfortantes o en un simple abrazo, tiene el poder de sanar las asperezas del día. Es un oasis de paz para el espíritu, un recordatorio constante de que no estamos solos en nuestras batallas.