Amor Amor

“La pasión es el fuego inicial; el amor maduro, la brasa que calienta por siempre.”

Se distingue entre la intensidad efímera de la pasión y la constancia duradera del amor. La pasión es el catalizador, pero el amor verdadero es el combustible.

La pasión es esa llama que arde con fuerza, pero es la brasa, ese calor constante y reconfortante, el que perdura en el tiempo. Requiere cuidado y atención para no extinguirse, alimentándola con gestos de amor diarios.

Imagina la diferencia entre un fuego artificial deslumbrante que se apaga rápidamente y una chimenea encendida, cuyo calor nutre un hogar durante toda la noche. El amor maduro es esa brasa, una fuente de energía y consuelo constante.

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