“El enamoramiento es la melodía que nos invita a bailar; la devoción, el ritmo que nos permite mantener el compás.”

El enamoramiento es la chispa inicial, la invitación a un baile cautivador. Pero es la devoción, esa entrega constante y profunda, la que establece el ritmo y la cadencia para que la danza de la relación continúe armoniosamente. Sin la constancia de la devoción, la melodía del enamoramiento puede desvanecerse, dejando un silencio incómodo. Es la combinación de la emoción y el compromiso lo que crea una sinfonía duradera.