“La devoción no es ciega obediencia, sino la profunda reverencia por el ser amado.”

La devoción es una reverencia profunda, no una sumisión ciega. Es el reconocimiento de la luz interior del otro, el respeto por su camino y la voluntad de caminar a su lado. Imagina admirar una obra de arte antigua; no intentas cambiarla, sino contemplar su belleza intrínseca. De igual manera, la devoción amorosa honra la esencia de la persona, celebrando su autenticidad y ofreciendo un apoyo incondicional.