“En la alquimia del enamoramiento, la distancia se disuelve en la esencia de la presencia.”

El verdadero apego no conoce barreras geográficas. La alquimia del enamoramiento transforma la ausencia en una profunda conexión, donde la simple idea de la otra persona se vuelve una presencia tangible que nutre el espíritu.

Imagina que cada vez que piensas en tu ser amado, una pequeña llama se enciende en tu interior, disipando las sombras de la lejanía. Es la magia de un lazo que hace que el mundo, a pesar de la distancia, se sienta más pequeño y cálido.