“El amor es el hilo conductor que une los fragmentos dispersos de la existencia, creando un tapiz coherente de vida.”

Se concibe el amor como el elemento aglutinador que da sentido y unidad a las diversas experiencias de la vida.

Piensa en piezas de un rompecabezas esparcidas por una mesa. Por sí solas, parecen inconexas y sin sentido. Sin embargo, cuando se unen bajo la guía de una imagen central, forman un todo coherente y significativo. El amor actúa como ese hilo conductor, o esa guía, que une los diversos fragmentos de nuestras vidas: alegrías, tristezas, logros, fracasos, creando un tapiz coherente y lleno de propósito.

Este afecto, al ser un principio organizador, transforma el caos en orden, la aleatoriedad en destino. Es una devoción que nos permite ver la belleza en la totalidad, no solo en las partes individuales.