“Amar es ser el faro que guía al otro cuando la niebla de la duda oscurece el camino.”

En las encrucijadas de la vida, la devoción se manifiesta como una luz inquebrantable.

El afecto genuino no se limita a compartir los momentos soleados, sino a ofrecer un punto de referencia constante cuando la incertidumbre apaga las estrellas. Piensa en un caminante perdido en la espesura: la presencia constante y reconfortante de un ser amado es esa guía luminosa.

Es la pasión por el bienestar del otro, el deseo de verle superar sus miedos, lo que impulsa a ser ese faro, irradiando seguridad y esperanza.